Hace unos días, hablando con un buen amigo, me propuso hacer un rissoto. La verdad es que nunca ha sido algo que haya pedido en un restaurante, ya que siempre suelen ir cargados de nata, mantequilla y queso; pero el reto me gusto. Hacer más saludable algo tan representativo como un rissoto no es nada fácil, así que en vez de ponerme a pensar como puedo hacer que un arroz quede cremoso, ¿por que no probar con trigo sarraceno?
¿Por qué un rissoto de trigo sarraceno?
Sé que puede sonar raro, pero no me he vuelto loca. El trigo sarraceno es un pseudocereal cuyo valor nutricional es superior al de los cereales. A parte de los hidratos de carbono que aporta, también contiene proteínas (aunque no sean 100% asimilables por nuestro cuerpo) y diferentes minerales y antioxidantes. Otra de las características que tiene es que tiene un índice glucémico medio-bajo, lo que significa que no provoca picos elevados de azúcar en sangre. Además, es un alimento que no contiene gluten y por ello es ideal en dietas para los celíacos.
Otro de los motivos por los que he elegido este pseudocereal ha sido porque desarrolla una capa algo viscosa que se llama mucílago. Esto pasa sobre todo cuando fermentas los granos, pero al cocerlo también crea un poco. Lo que hace esto es conseguir una textura súper untuosa y hacer que se parezca más a un rissoto tradicional pero sin necesidad de pasarnos añadiendo grasas saturadas.
Como puedes ver son muchas ventajas las que puede aportar el trigo sarraceno a nuestros hábitos alimenticios.
De todas formas no estoy aquí para decir que el rissoto no puede llevar lácteos, ni mucho menos; sino nos quedaría un «trigo sarraceno con cosa». Así que en mi caso he añadido un poco de requesón desnatado y un poco de levadura nutricional, que da bastante el pego respecto al parmesano. Pero, lo dicho, si tienes parmesano adelante, échale un poco (un poco solo :P).
Ingredientes (para 3-4 personas)
- 200gr de trigo sarraceno en grano
- 200gr de champiñones y setas
- 100gr de guisantes congelados
- 1 cebolleta
- 1 ajo
- 200ml de vino blanco
- 1 cucharada de requesón desnatado
- 500ml de caldo de verdura caliente
- Sal
- Pimienta negra
- 30gr de queso parmesano (opcional) o una cucharada de levadura nutricional (opcional)
Elaboración
- Pon una cazuela a fuego medio con un chorrito de aceite de oliva a calentar.
- En otra olla pon a calentar el caldo de verdura. Necesitamos que esté caliente porque lo vamos a ir añadiendo poco a poco, y si estuviera frío bajaría demasiado la temperatura de cocinado.
- Pica la cebolleta y échala a la cazuela. Cuando empiece a soltar agua, pica y añade el ajo. Deja que se cocine unos cinco minutos. No te olvides de remover de vez en cuando.
- Mientras tanto lava el trigo sarraceno. Ponlo en un escurridor bajo el grifo y remueve un poco. Esto hará que se limpien todas las impurezas que pueda tener el cereal.
- Pica los champiñones y reserva. También puedes utilizar las setas que más te gusten o combinar setas y champiñones. De echo yo lo he hecho para terminar una bandeja que tenía en el congelador. Sazona un poco.
- Cuando veas que la cebolleta ha tomado color, añade los champiñones a la cazuela y cocínalos durante 2-3 minutos. A continuación, echa los guisantes y deja que se cocinen 1 minuto junto al resto de ingredientes. Así se descongelarán.
- Añade el trigo sarraceno e intégralo bien con las verduras.
- Añade el vino blanco y remueve. Hay que dejar el trigo absorba todo el vino para empezar a echar el caldo.
- Una vez absorbido, echa la mitad del caldo de verduras caliente. Recuerda que el fuego esta a media potencia, no hay que pasarse. Si ves que hierve mucho, bájalo.
- Cuando ya no quede caldo, échale parte de lo que sobraba, pero no todo, poco a poco. Y, como antes, espera a que lo vaya absorbiendo.
- Vete probando a ver cómo está el trigo sarraceno. Cuando veas que está con la consistencia que te gusta ya está casi listo.
- Solo queda echarle el requesón desnatado. Intégralo mediante movimientos envolventes con la espátula, el rissoto es delicado.
- Si quieres este también es el momento de echar el parmesano o la levadura nutricional.
Parecen muchos pasos, pero créeme que en cosa de 35-40 minutos tendrás un falso rissoto de trigo sarraceno increíble que sabrá a las mil maravillas. Si ni te apetece usar (o no tienes) trigo sarraceno, puedes utilizar arroz integral. El resultado será más tradicional (bueno, no mucho, ya que nos saltamos varios ingredientes habituales del rissoto, jeje)
Espero que disfrutes la receta y que te animes a hacerla.
En el blog podrás encontrar otra receta hecha con trigo sarraceno:
¡Feliz semana!