¡Hola! Sí, has leído bien, hoy toca preparar panes negros para hamburguesas y bocatas. Porque hay días en los que apetece salirse un poco del tiesto culinario y probar cosas distintas.
Si me sigues en Instagram habrás visto que he hecho alguna prueba con carbón activado para preparar panecillos, pero antes que nada, me gustaría explicarte qué es el carbón activado y lo que opino de su uso.
¿Qué es el carbón activado?
Según se puede ver en este artículo de Vitónica, el cabrón activado es «un tipo de carbón fabricado principalmente a partir de cáscara de coco al que se aplica un tratamiento para aumentar su porosidad. Esta sustancia resulta muy interesante por sus propiedades adsorbentes (no absorbentes) por las cuales es capaz de atraer y retener en su superficie moléculas, bacterias o incluso virus. Gracias a su superficie altamente porosa, tiene un enorme poder de adsorción.»
Lo que pasa con el carbón activado es que últimamente es la panacea del detox, y se le atribuyen un montón de propiedades milagrosas que realmente no lo son tanto. La cosa con este tipo de ingredientes es como con todo: ningún exceso es bueno. Además lo venden como elemento que desintoxica el cuerpo, cosas que hacen de mil amores el hígado y los riñones.
Así que, personalmente, el uso que hago yo del carbón activado es meramente estético, para dar un color diferente a estos panes. No está mal comer alimentos con carbón activado siempre y cuando no sea una costumbre diaria y continuada.
Y ahora, lo que toca, ¡a amasar!
Ingredientes
- 250gr de harina integral de trigo
- 250gr de harina integral de espelta
- 10gr de levadura fresca (o 3,3gr de levadura seca)
- 100ml de agua
- 225ml de leche semidesnatada (si quieres veganizarlo, utiliza cualquier bebida vegetal, de soja, avena, coco…)
- 15ml de aceite de oliva virgen extra
- 20gr de azúcar de coco (azúcar de caña, panela o miel)
- 10gr de sal
- 5gr de carbón activado
- Semillas de sésamo para decorar
Elaboración
- Mezcla la leche y el agua y deshaz la levadura en la mezcla.
- En un bol mezcla el resto de ingredientes, salvo las semillas de sésamo. Añade la mezcla de leche, agua y levadura y remueve bien.
- Amasa enérgicamente durante unos 4-5 minutos, hasta que no queden grumos.
- Forma una bola y ponla en un bol. Tápala con un paño húmedo y deja que fermente durante unas 2 horas (o hasta que doble el volumen).
- Cuando haya pasado este tiempo, desgasifica un poco la masa y corta en 9 porciones.
- Da forma a los panecillos. Primero bolea un poco la masa y aplasta ligeramente.
- Pon los panes en una bandeja de horno y ponle unas semillas de sésamo por encima. Deja que fermenten durante 1 hora más o menos. Humedece los panes con un poco de agua para que nos les salga costra.
- Precalienta el horno a 200ºC. Cuando llegue a la temperatura, mete la bandeja con los panes negros y vierte medio vaso de agua sobre la base del horno para que cree vapor. Así se retardará la formación de la corteza y se conseguirá una cocción más homogénea.
- Baja la temperatura del horno a 180ºC y cuece durante 15-20 minutos.
- Una vez hechos, deja que se enfríen sobre una rejilla.
Que estos panes lleven más cantidad de leche (o bebida vegetal) que agua, los hace especialmente esponjosos y sabrosos. El azúcar de coco (o miel o panela) también ayuda en la esponjosidad y hacen que se fermenten de manera correcta. Después de hacer la prueba sin azúcar, tengo que reconocer que el resultado no es el mismo, se quedan más densos y pesados. Por lo que esta vez, el azúcar sí que es obligatorio.
Si no encuentras carbón activado o no quieres echárselo, omítelo tranquilamente. El sabor de los panecillos será el mismo y quedarán deliciosos para hamburguesas y bocatas.
Espero que te haya gustado y que tus próximas hamburguesas estén entre estos panes.
¡Feliz día!